Este año, la XVIII Edición de los Premios Matute apuesta por un espacio natural que conjuga agua, luz, silencio y sugerencia literaria.
Al elegir Las Lagunas de Ruidera —puente entre La Mancha y la Sierra de Alcaraz— se rinde homenaje al paisaje cervantino, no sólo como escenario geográfico, sino como territorio de resonancias literarias. Qué mejor marco que las aguas “movedizas”, los reflejos, los colores cambiantes al caer la tarde, para que las palabras encuentren cauce y eco. Aquí, donde la quietud de la naturaleza invita al sosiego, cada relato tendrá la posibilidad de desplegar su canto íntimo.
Que quien escriba sienta esa geografía como estímulo; que quien asista contemple la naturaleza con ojos de narrador.
¡Matuteros, el paisaje infinito nos espera para atestiguar, un año más, la magia eterna de la amistad y la creatividad!
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